Más de un año después, actualizo mi blog. Hasta a mi me sorprende. Es por una causa mayor: mañana, 14 de marzo, hay convocada una huelga estudiantil por los recortes en educación y la subida de tasas. Creo que es importante colaborar por una serie de razones que aquí expongo.
Los estudiantes somos el sustrato
más bajo de la pirámide de la educación, pero sin nosotros, todos los demás
caen. La situación en la que vivimos ya ha confirmado dos consecuencias que
hieren en lo más profundo del cuerpo estudiantil: una bestial subida de tasas y
numerosos despidos de profesionales que nos privan de unos servicios por los
que cada vez pagamos más. (En el caso que yo conozco, el de la Universidad
Politécnica de Madrid, 301 despidos).
No voy a perder ni un segundo en
buscar al culpable de esta situación. Todo cargo con cierta responsabilidad en
el asunto, es obligado por el de arriba a putear al de abajo, que a su vez
putea al de más abajo. Por lo que a mí respecta, todos los eslabones de esta
cadena son culpables en tanto que no se dieron la vuelta negándose a continuar
la sangría, una sangría que ciertamente no es sostenible.
Suponiendo una gestión correcta y
honesta por parte de los altos cargos de la educación (que es mucho suponer),
los recortes económicos a este ministerio se fundamentan en la poca
rentabilidad del mismo, puesto que aún con la subida de tasas los estudiantes
pagamos mucho menos de lo que cuesta nuestra educación.
Nuestra misión (de hecho es la
misión de todos los que están por encima que no la han llevado a cabo) es hacer
entender a quien corresponda, que la rentabilidad de la educación no debe
entenderse como la de una empresa. La inversión de todo ese dinero que cuesta
educarnos recae en crear y desarrollar unas capacidades que provean a la
sociedad de las soluciones que sean necesarias en cada campo. No basta con
hacer números. No es esto una inversión de bolsa en la que se invierte menos en
aquellas empresas que me reportarán menos dinero. Es obvio. La educación cuesta
dinero. Y la educación no da dinero. Pero la educación da emprendedores, da
profesionales cualificados, da FUTURO. Y todo el dinero que se le veta a la educación
es, como suele decirse, pan para hoy y hambre para mañana.
Somos el futuro. Somos quienes
hemos de mantener a este país dentro de unos pocos años. Ponernos trabas e
impedimentos es como pedir a Superman que nos salve mientras le damos patadas
en los huevos.
Hemos de conseguir que este
mensaje suba hasta los sustratos más altos por el mismo camino, pero en sentido
inverso, que se fueron delegando los recortes. Nuestra misión es hacérselo saber
a nuestras escuelas y facultades, para que ellas se lo hagan saber a las
universidades, y éstas a las comunidades autónomas, o a quien corresponda, y
así sucesivamente.
Y hemos de hacerlo juntos. Porque
solo así somos eficaces. Además de la huelga, mañana hay convocada una
manifestación. No soy muy partidario de estas medidas, porque normalmente
acaban prostituidas bajo etiquetas que no representan los objetivos que
buscamos. Ya he leído por ahí que multitud de colectivos, asociaciones y
partidos políticos apoyarán la manifestación de mañana. Cada uno de ellos con
su bandera o banderas correspondientes. Las banderas son etiquetas, y las
etiquetas solo significan una cosa: sectorización. Clasificación. Separatismo,
en cualquier caso. Y se necesita unidad. No vale con ser 5000 integrantes de no
sé qué colectivo más 5000 de no sé qué otro más 5000 de no sé qué partido. Hay
que ser todos uno.
Personalmente, no me gustan las
manifestaciones con banderas de ningún tipo, me da igual republicanas, o
franquistas, o de CCOO, UGT, PSOE, PP, IU, y otras iniciales varias que,
normalmente, defienden intereses propios o, en todo caso, diferentes a los que
impulsaron aquello. Por eso mañana la única bandera que voy a enarbolar, y la
única que me gustaría que todos los estudiantes enarbolasen, es la matrícula de
nuestra universidad que todos hemos pagado. Porque esa bandera es la que nos da
los derechos de los que se nos está privando. Y bajo la que todos nos sentimos
identificados.
En la manifestación de mañana, a
la que por supuesto no desaconsejo ir a nadie, habrá multitud de banderas
diferentes. En la huelga, sin embargo, todas las sillas vacías serán iguales.
Todos esos huecos serán uno muy grande que, quizá, incomode de verdad a
alguien.