La graduación fue bien, gracias a una estupendísima organización. Tuvimos que decir unas palabras dos alumnos, yo entre ellos. Así que transcribo aquí lo que dije ante todos mis compañeros:
"Y en fin, aquí estamos, terminando Bellas Artes. Supongo que a estas alturas a todos nos sonará raro oírnos decir que empezamos esta carrera por amor al arte, o porque se nos daba muy bien dibujar. Por ese primer dibujo que era tan bonito que merecía estar enmarcado y colgado en un salón, o un pasillo... Y sin embargo ahora, ¿qué diferente es todo, verdad? Cinco años después. Muchos de nosotros llegamos aquí bajo el influjo de pintores como Velázquez o Goya y creyendo que Picasso era un tipo “demasiado moderno”. Y nos vamos admirando a gente que se encierra durante tres días en una jaula con un coyote o a un tipo cuya obra maestra es un urinario prefabricado. Y eso que, como ya dijo alguien, Duchamp es un artista del siglo pasado. Qué no tendremos que hacer nosotros para destacar en este mundo…
Y es que dicen por la tele que las cosas están mal. Creo que he oído algo de una crisis. Nos pongamos como nos pongamos, ninguno, o casi ninguno de nosotros sabemos lo que es eso. Porque durante este tiempo hemos estado arropados por quienes, aún hoy, tenéis ahí a vuestras espaldas, protegiéndonos. Pero ahora sabremos lo que es. El duro invierno, como diría aquí nuestro padrino Carlos. Y cuando salgamos nosotros de aquí, con nuestra licenciatura debajo del brazo, nos dirán que ahora lo que se llevan son los grados, que las licenciaturas pasaron a la historia. Y están de moda los master, y los cursos… Donde nosotros vemos oportunidades, nuestros padres, ahí detrás, solo ven cifras.
Y luego hay quien dice que la carrera de bellas artes no parece muy seria. Muy bonita, eso sí, pero que tendríamos que haber estudiado algo de verdad.
Y a pesar de todo este panorama, hoy no consigo quitarme esa sensación que tenemos a veces, cuando hacemos las cosas bien. Cuando te sientes realizado porque sabes que has hecho lo que debías. El futuro es duro. Es duro para todos. Pero nuestro pasado cercano, se me antoja tan dulce, que yo no lo cambiaba por el mejor puesto de trabajo. Esta ha sido mi carrera. Yo no sé lo que se estudia en otras. Pero sí sé lo que se aprende aquí. Cuando hoy salgamos por esa puerta, seremos las personas que siempre hemos querido ser. No voy a decir artistas, porque eso, gracias a Dios, no nos lo da ningún título. Pero sí las personas que hemos hecho de nosotros mismos. Y mucho más importante, las personas que hemos hecho de los demás. Porque si hay algo que, ni la crisis, ni Bolonia, ni nadie nos puede quitar, es lo que cada uno de vosotros ha supuesto en el hecho de que hoy puedo ser la persona que siempre he querido ser. Mucho o poco, unos más y otros menos, pero cada uno de vosotros sois mi licenciatura en bellas artes.
No hace mucho, leí, en un blog ajeno, las reflexiones de una chica que recordaba a sus compañeros de carrera, a los cuales había vuelto a ver después de doce años. A algunos de vosotros, unos pocos solo, quizá os vuelva a ver dentro de doce años. Es triste pensar que a la gran mayoría quizá no vuelva a veros nunca. Quién sabe. Pero es que en un día como hoy son tristes tantas cosas… A otros, sin embargo, me prometo a mí mismo, os veré a menudo, vayáis donde vayáis. Supongo que cada uno de vosotros tendrá en esta sala a ese grupo de personas de las que no está dispuesto a separarse. Porque ser compañeros significa una cosa, y ser amigos otra. No voy a ser tan demagogo como para decir que aquí todos somos amigos. Seguro que con alguno de vosotros tan siquiera he hablado nunca. Pero que cada uno piense en esas personas que sí han sido más que compañeros durante estos cinco años. Y no se trata solo de algunos partidos de baloncesto, o de aquél viaje en coche, da igual que sea a la otra punta del mundo o al polígono de los Montalvo. Se trata de vosotros, y de mí. Y de Salamanca. Y todos estos días. Y, por supuesto, de todos los que están por venir. Se trata de haber estado donde teníais que estar y cuando teníais que estar. Del duro trabajo recíproco de habernos convertido en quienes hoy somos. Se trata, de que lo de menos hoy es que consigamos un título, porque el resto de cosas que hemos conseguido en esta facultad son más importantes. Empezando por el derecho que tenemos todos a mirarnos con la cabeza bien alta por haber hecho lo que hemos decidido hacer.
Sé que esto es así. Sé que independientemente de los éxitos o fracasos que consigamos el día de mañana, hoy, hemos salido victoriosos. No me importa lo que signifique ser licenciado, ni si es suficiente para el trabajo de nuestros sueños. Sé lo que valgo, porque sé quién soy. Sé quiénes somos, y lo que valemos. Sé, pequeños, que somos grandes."
(No tengo a mano una imagen de todos los graduados, ahí están los que más me importan)
El futuro de eso que la gente llama arte, está en nuestras manos (entre otras). Seamos responsables y llevémoslo por buen camino, o por el mejor posible.
ELVIRA!
ResponderEliminarTu eres grande pequeño.... aunque seas conceptual...
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