viernes, 17 de junio de 2011

Tercer diamante: meditaciones sobre sopa Campbell´s y arte Pop

(Antes de empezar: Coloco este texto en mi tercer diamante, el de magia. Lo hago porque hay muchos tipos de magia. Ésta es una.)

Siempre odié los veranos. Me alejaban de los lugares en los que yo quería estar. Y me acercaban a los que me horrorizaban. Nuestra relación no ha mejorado. Odio los veranos. Siempre deseo que pasen rápido. Solo son dos meses –me digo –pero nunca salen las cuentas. Especialmente este año, no me salen las cuentas.

La palabra soledad cobra su máximo sentido. Aquellos en quienes pienso comunican (el teléfono móvil al que llama está apag… piiii) Ya sabes. Y no hay tiempo para que nadie piense en mí. Sin embargo, Madrid es diferente. Siempre pensé que en verano la ciudad se vaciaba, pero yo camino por sus calles y no veo más que gente, y sobre todo, no pienso más que en gente. Pienso en caras, pienso en nombres, pienso en números… ¡Ay! Números… lo único que me consuela es que nunca olvidaré cuánto son siete mas ocho. La gente que no ocupa las calles camina por mis ojos como si fuesen más que un sueño. Pero son sueños que no hacen compañía. Pesadillas, creo que las llaman.

Y con ellas comparto mis veranos, porque por las noches, arropado solo con sudor, veo como van cayendo los minutos desde el techo, atragantándome con cada uno que paso pensando en ti. Tú. Mi señora Linde. Una vez jugué a que te llamabas Ana, porque eres como el silencio: basta pronunciar tu nombre para perderte. De hecho, hay muchos nombres que basta pronunciar para perderte. Nunca había merecido tanto la pena estar callado. Te echo de menos. Te quiero, te anhelo, septiembre.

Y en cuanto al amor (digo amor y pienso sexo), como mi verano, solo. Dicen que es mejor compartido, pero los que hayan compartido demasiado saben que no es cierto.

Ni el calor, ni las vacaciones, ni los solsticios. Lo que me indica que ha llegado el verano es la sensación permanente de tristeza y el olor próximo de las fiestas patronales. Eso, y despertarme y darme cuenta de que no soy Andy Warhol.

2 comentarios:

  1. Nunca pensé que una meditación sobre la Sopa Campbell's y el Pop Art diera para tanto. Estoy de acuerdo con la descripción de verano: sólo, sudoroso y largo. [Creo que sigo hablando del verano]. En fin,me alegra el volver a leerte.

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  2. Lo bueno que tiene el arte Pop es que da para tanto, y para más. Es una de las ventajas de la producción en serie...
    Yo también me alegro de que me vuelvas a leer. Pero recuerda que siempre que quieras me puedes, al menos, escuchar. ;)

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