lunes, 10 de junio de 2013

Tercer diamante: Intento de soneto, sin son ni ton, ni soneto

El mundo está cuerdo, y cuerda es la senectud
en que se ahorca.
Permítaseme esta torpe paronomasia, pero no más ya,
y este oportunista calambur.

Pero no encuentro otras palabras esta tarde
y las rimas ni se asoman, ni consuman.

Cuarteados archivé en la basura dos cuartetos
que hablaban de rectángulos. De coherencia. De razón.
¿La fórmula de la cordura? No cabe duda:
base por altura.
¡Repugnante perfección!
¿Pues no se arrima aquí la rima?

Pero no hallé estrofa que rezara en tres versos
que somos más humanos cuanto más irracionales.
Que los cuerdos son recuerdos que aún andan con las manos.
Si creamos normas para todo, todos seremos normales, creo.
¡El arte nació porque antes los médicos fumaban habanos, carajo!

¿Qué crees que le pasará al mundo
cuando deje de dar vueltas,
si tú das diez o doce, y primero
caes de culo, y después vomitas?

El primer verso del segundo terceto, cuatro veces cinco tuve que escribirlo.
No así el último, que salió redondo, once sílabas, con acento en la diez:

Más|nos|val|drí|a_a|to|dos|es|tar|lo|cos.